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Charla Coloquio Resumen de la Feria del Pilar 2014


Premios de la Peña Taurina Peñaflorense. Temporada 2014

El pasado viernes 24 de octubre, en su sede del barrio zaragozano de Peñaflor, se fallaron los Premios de la Temporada 2014 que otorga la Peña Taurina Peñaflorense. Los premiados han sido los siguientes:

• Premio a la mejor Novillada con picadores: Ganadería Los Maños Vistahermosa. Por su novillada lidiada el 07 de Octubre de 2014.

• Premio “Maestro Chenel Antoñete” a la Faena para el Recuerdo: Jonathan Varea, por su faena al novillo de la ganadería Los Maños, de nombre “Quejoso” con el nº 42. Novillo que recibió el indulto.

• Premio “Victorino Martín” a la mejor Corrida de toros: Ganadería Victorino Martín. Lidiada el 05 de Octubre de 2014.

• Premio “Eduardo Miura Fernández” al Mantenimiento y Recuperación de un encaste: Ganadería Alcurrucén por su mantenimiento del encaste Núñez.

• Premio “Alberto Maestro” a la mejor Labor Informativa: Ángel González. Por su labor informativa en el diario ABC.


• Premio “Juan Luis Cano” al mejor Aficionado: Emilio Navarro, (Tauste) Miembro de la Peña y de la Junta directiva, Gran Aficionado, y abonado de la Misericordia.

En breves se conocerá la fecha y el lugar donde se celebrará la entrega de premios. Enhorabuena a los premiados.

El mejor Juli de la temporada (CRÓNICA 7ª de Feria)

La última de feria. A pie. La última de una buena feria. Otra buena entrada. Y van... 
Pocos baturricos en los tendidos. Lástima no trasladar el ambiente de las calles a la plaza. La mejor entrada de los últimos días del Pilar. Encerrona de Morante incluida.

El primero salió dormido. Del hierro de Cortes. Un toro de los que les gustan a los carniceros. Arrobas en canal. Manso. Un buey. Huyendo del caballo. Banderillas negras desde el palco. Bien presidente. La cuadrilla de Padilla como la chata con los rehiletes de luto. El toro no fue el típico manso cabrón que arrea hacia los adentros. Un bombón. Padilla montó su número. El que gusta a sus acólitos. Estocada. Descabello. Y apenas una docena de pañuelos. Ya no cuela.

Segundo de Parladé. Dos primeros tercios de trámite. Juli brindó al respetable. Y el toro sacó su fondo. El bueno. La faena fue una reivindicación de El Juli como torero. Más ajustado que de normal. Salpicado de buenos pasajes de toreo curvo. Del bueno. El epílogo fue más accesorio y efectista. Circulares y luquecinas. Hervía la plaza. A la tercera hundió el acero en las carnes del buen Parladé y todo se quedó en una cariñosa y fuerte ovación. 

De Victoriano del Río el primero de Perera. Huidizo. Manseando en los dos primeros tercios. Perera brindó al Tendido Joven. Al que apadrinó. Buen detalle. Pases de tanteo. Muchos. Puliendo los defectos del animal. En el momento que le obligó, el toro se rajó. Visto. 

Cuarto de Parladé. Para el Pirata. O lo que queda de él. El toro quedó encelado en el caballo durante varios minutos. Y con sus consiguientes intentos de levantar al jaco. Empujando. En bravo. Inoperancia de la cuadrilla pirata. Y el toro que seguía empujando. Hasta el centro del anillo. Tuvo que ser un arenero fornido quien coleara al toro ante la ovación del público. De perilla que no patilla. El tercio de banderillas un vodevil. ¡Ay Padilla! El toro se murió en el caballo. Muecas de Padilla. Y jeta. 

No hay quinto malo. De Victoriano del Río. Juli, autor intelectual de la suerte, demostró que toreando por lopecinas también se puede templar. Bonito quite. Tan bueno fue el toro que el Juli, en ocasiones, se olvidó de su habitual postura forzada y antinatural. Sólo en ocasiones. Relajados los hombros. Lo mejor de la faena. Lo mejor de la temporada de Julián. Al natural. Sensacionales los pases por bajo con la rodilla flexionada como epílogo. Doblones de categoría. Trasera la espada. Mucho. Demasiado. Dos orejas. Yo si fuera Luque pondría una segunda reclamación. Pasamontes tiene enchufados. 




Brindis de Perera con el de la jota. De Parladé. Soso. Un esfuerzo baldío. Perera se va con cuatro toros y sin nada destacable en toda feria.

Otro año más, y ya van cinco, ahí están todas las crónicas de los festejos a pie del Pilar. Cada vez cuesta más, pero sigue mereciendo la pena.

FOTOS: Carlos Moncín.

Talavante al natural (CRÓNICA 7ª de Feria)

Después del fiasco de la corrida de Nuñez del Cuvillo, la feria volvió al cauce del interés y del contenido, con un esclarecedor festejo, limitado por una cuestionable corrida de Juan Pedro Domecq, especialmente criticable por su flojera y falta de fuerza. Desigual, pero de correcta presentación. 

El primero pareció ser hermano de los de ayer. Inválido. Pañuelo verde y para fuera. Cinqueño el primero bis. Un toro. Colorado. Otro tullido. Apenas tenía fuerzas para aguantarse en pie. Un coñazo de faena dentro de la pulcritud habitual de Ponce. Y de sus ventajismos. Mató bien. Raro. Palmas de cariño. 

Encajado Diego Urdiales, que sustituía a Finito de Córdoba, en las verónicas de recibo. Bonito el toro. Colorado. Cumplió en el primer puyazo. El segundo no existió. Brindis a sus compañeros de cartel. Curioso. Como si les pidiera permiso por aparecer allí y de esa guisa.
Los que somos de Zaragoza sabemos que ligar en el Pilar es accesible. Incluso para los feos. ¡Ja!. Pues ni por esas. Urdiales sumó pases de uno en uno. Auténticos. De firma. Pero de uno en uno. Desde la grada gritaron aquello de "se van sin torear" cuando fue a por la espada y, en parte, llevaban razón. Gran estocada aunque con derrame. Oreja. 

Tercero para Talavante. Derribó en el primer puyazo porque cogió al caballo por los pechos. La segunda vara, un simulacro. El comienzo de faena fue un homenaje al gran Pepe Luis Vázquez, desde el centro del anillo, y con el pase del cartucho. Recuerdos taurinos. Con susto incluido. Y tres naturales cadenciosos para hacer hervir la plaza. Y otros cuatro mejores. Con la derecha no bajó el diapasón de la faena. Ligazón. Temple. Imaginación en los remates. Arrucina incluida. Y a matar. Cuatro tandas y a matar. Para qué más. Estocada hasta la bola. Pelín trasera y tendida. Descabello. Dos orejas. Yo si fuera Luque ponía una reclamación. Pasamontes veleta. 

Talavante al natural (toroszaragoza.com)

Guapo el cuarto. Astifino. Salpicado. Flojo de remos. Toro para fuera. Cuarto bis, de Torrealta. Colorado bragado. La lidia fue un continuo cuidado para por el toro. La faena mil veces vista. Poncismo en vena. El pico, el temple, la pose y la cintura. El arrimarse a toro pasado. La faena de aviso. Estocada imperfecta. Y oreja. El poncismo feliz.

Negro el quinto. De la ganadería titular. Gran primer encuentro con el caballo. Romaneó. Chiquelinas garbosas en el quite de Talavante. El toro se transformó en un animal ingrato que se defendía y sabía lo que se dejaba atrás. Urdiales, con su concepto puro, lo intento sin éxito. Se le volvió a escapar la oportunidad que tantas veces reclaman sus partidarios. Torear es algo más que ser el maniquí perfecto para blogs taurinos.

Burraco el de la jota. En el primer encuentro derribó. Como casi toda la corrida, el segundo puyazo fue un camelo. Juan José Trujillo se desmonteró con su habitual solvencia banderilleando cualesquiera sean los terrenos del toro. No hubo conexión entre toro y torero. La falta de fuerzas del animal se sumó, para mal, a un Talavante poco templado. El toro se echó después de dos pinchazos. 

Talavante terminó bien una temporada extraña. Y Diego Urdiales desaprovechó la oportunidad que tantas veces llevaba pidiendo él, y sus partidarios. 

Y tuvo que venir Cuvillo. (CRÓNICA 6ª de Feria)

Con lo bien que iba la feria. Y tuvo que venir Cuvillo. P´ajoderlo. Se rozó el lleno. En el sol se colgó el No hay billetes. Ambientazo. La plaza late. Y la afición respira. 

La corrida de Nuñez del Cuvillo fue impresentable. Enferma. Con osteoporosis. De febles articulaciones. Inválida. Y chica. No debió anunciarse. Y menos con los antecedentes recientes.

Pablo Hermoso de Mendoza impresiona. Al neófito y al ducho. La plasticidad de su monta. Y el temple de sus caballos toreros. Porque esos caballos tienen alma torera. Gozan en la cara del toro. Como el que pone anillas. Disfrutan con las astas cerca. Las astas son cuernos que no pitones. Se pasan con el serrucho y la lija. Aunque me temo que no ha sido el mejor día de Hermoso. Tampoco su lote de Bohórquez ayudó al espectáculo. 

Primer cuvillo. Parado de salida. Chiquelinas en el quite y cuidados intensivos para que el toro no pierda las manos. Incruentas varas. La faena fue una clase de temple y toreo en linea. Justamente lo único que aceptaba el toro. Un pan sin sal. Un narcótico contra la emocion. Media en buen sitio y toro al suelo. 

Un novillejo protestado de salida hizo segundo. Primero que nos cuelan. No se picó. El toro se partió una de las patas delanteras al inicio de faena y frustró cualquier tipo de pasaje artístico. A partir de ahí una secuencia de imágenes nada agradables de un animal mutilado. Talavante lo mató lo más rápido que pudo y supo. 



Verónicas de rodillas para recibir al toro de Perera. Otro furo con pinta de novillo. Rodilla maltrecha y pañuelo verde. Salió un cuvillo bis con menos calcio que el anterior. Otro lisiado. Pañuelo verde. El segundo sobrero de Torrealta. Un toro. El padre de los anteriores. Tomó una primera vara de categoría. La embestida descompuesta del toro de Torrealta fue atemperandose con el pulso de Perera. La faena no llegó a calentarse a pesar del arrimón final. Estocada atravesada y aviso. 

Otra birria. El de la jota. Lo cambiaron con un solo puyazo. Inválido. Fue aguantado en el ruedo por su movilidad tontuna y por aguantarse en pie. Iba y venia. Talavante porfió. Una faena vulgar sin nada destacable más allá de cierto ligazón. El publico estuvo receptivo debido a las dos horas anteriores de aburrimiento. Falló con el descabello y la cosa quedó en palmas.

Con lo bien que iba la feria y tuvo que llegar Cuvillo. P'ajoderlo.

Expectativas opuestas. (CRÓNICA 5ª de Feria)

Cuando vas a un sitio con pocas expectativas sueles salir contento a poco que te satisfagan. Y eso es lo que, me cuentan, les ha pasado hoy a muchos aficionados en Zaragoza. La encerrona de Daniel Luque era, a todas luces, un cartel incomprensible. Con calzador. Un trágala. Y de esto, el torero nada tiene culpa. Y así lo entendió la afición con su trato cariñoso durante el festejo y poblando los tendidos de una forma notable. Para Daniel Luque era la enésima oportunidad para entrar en la zona vip del escalafón. Al término del festejo, intuyo que la afición salió ufana y el torero cabreado. Expectativas opuestas. Finales diferentes.

Bonito el que abrió plaza. De Bañuelos. "Tasador" de nombre. Burgalés de procedencia. Uno de los toros de la feria. Bajo. Enseñando las palas de los pitones. Y de humillada embestida. Todo clase. Y ritmo. 
Majestuoso fue el comienzo de faena de Luque. Rodilla flexionada y acompañando la embestida del animal con torería y gusto. El mejor Luque. Templado. Cadencioso. Hondo. Sin ayuda con la derecha. Con su sello personal. Luquecinas antes de irse a por la espada. Estocada trasera. A la colocación del acero se agarró el palco para no concederle las dos orejas. Dos vueltas al ruedo para al torero de Gerena y bronca al palco. Todo lo estricto que fue en este comienzo lo convirtió en dádivas durante el transcurso del festejo. 

En segundo lugar salió un toro de Fuente Ymbro horrendo. Nada que ver con las estampas del día anterior. Basto. Estrecho de sienes. Astigordo. Aleonado. Y culopollo. Contrahecho. Y manso. Una joyica. Como si no hubiera más toros en los Romerales. Luque lo pasaportó sin darse coba. 

De la familia de los músicos. "Musiquero" con el hierro de Alcurrucén. Colorado. Ojo de perdiz. Bocidorado. Cinqueño para seis. Guapo. Emocionante fue el primer encuentro con el caballo. Romaneando. Empujando a dos manos. En el segundo puyazo simplemente se dejó pegar. 
En el quite de invitación, Manuel Carbonell fue cogido de malas maneras. Cornada de quince centímetros en la zona intercostal. Pronóstico grave.
A Luque le costó encontrar el pulso. No fue hasta la tercera tanda cuando encontró cierto acople. Al son del pasodoble "La Puerta Grande", fantásticamente interpretado por la banda de la Diputación Provincial. Quedó la sensación de que había toro para más. Estocada trasera, como casi siempre le sucede. Oreja barata. Muy barata. Igualita que la primera. 

Daniel Luque y Victorino (toroszaragoza.com)


Una pintura el cuarto. De Victorino Martín. Un zapato. Cárdeno entrepelado. Corto de manos y fino de cabos. Serio por delante. En el primer puyazo, el toro metió los riñones hasta sacar al caballo más allá del tercio. Picador al suelo. En el segundo encuentro el pica no se arrugó y movió el caballo con garbo. El toro se dejó pegar. Carlos Casanova se desmonteró en un tercer par lleno de exposición y valor. Bienvenido Carlos, te hemos echado mucho de menos. 
Dubitativo comienzo del torero. Tardeaba en los cites el toro. Poco a poco. Luque fue templando. Ganando en confianza al ver que el toro no hacía nada extraño ni peligroso. Cuando ya estaba seguro y convencido, el toro se rajó. O se aburrió. Como si le dijera: "Lo que no has hecho en veinte embestidas...". Estocada trasera, para variar. Una oreja muy barata. Mitad del toro, mitad del palco. No había petición mayoritaria. Mal presidente.

Alturrón el quinto. Echó sangre para llenar dos garrafas. Seis puyazos seis en sólo dos encuentros con el caballo. A traición. Con la connivencia del matador que a estas alturas de festejo ya se había desabrochado algún botón que le apretaba. Enseguida se rajó el de Victoriano del Río. Luque no dejó de intentarlo al hilo de las tablas con mas tesón que resultado. Palmas al esfuerzo. 

Con las experiencias recientes, que lo del Puerto de San Lorenzo iba a salir manso de solemnidad era más que probable. La ciencia estadística no falló . Pegando coces de salida. Hubo de hacerle la carioca para picarlo. Luque lo intentó en el tercio. Una tanda de mérito. Sin más. Media tras pinchazo.

Mis respetos para Imanol Sánchez. Nada desmerece si se hace con respeto y profesionalidad. Un torero. 

Que 250 años no son nada. (CRÓNICA 4ª de Feria)

Con Quejoso recuperándose ya en la finca donde pasará el resto de su vida, la Misericordia se engalanó hoy para celebrar el doscientos cincuenta aniversario de aquel 8 de octubre de 1764. Una corrida goyesca para el homenaje y mucho envoltorio alrededor del festejo. Banderas de Aragón y San Jorge en gradas y andanadas. Bvocal a capela. El ruedo pintado con dos garrochistas de la época. Filatelia conmemorativa. Burladeros decorados con láminas que representaban pasajes de la tauromaquia de Goya. Y una demostración de suertes antiguas como colofón. Menos un cartel a la altura del acontecimiento, el resto tuvo cierto gusto y recuerdo. Incluso la Pilarica se cubrió con su manto más torero.  Aquel que le regalo Nicanor Villalta como agradecimiento eterno y por su absoluta devoción -este tanto se lo tiene que apuntar mi leal competencia, ladeldos, que fue la impulsora de la idea-.

Faltó vestir de forma más decorosa a areneros y torileros. Muchos iban con las míticas J´hayber. Vaya cantazo.

Hubo una gran entrada. Tendidos llenos. De diversa concurrencia. Abonados penitentes, alcaldes de gañote, marujas de televisión, encorbatados con cohiba, beodos vociferantes y mucho público ocasional. 

Y las cámaras de Aragón Televisión. Una de ellas, situada en la bocana que une tendido cuatro y cinco, tapaba la visión al ruedo de varias localidades. Incluso las de algún abonado de temporada. Detalle a solventar para próximas retrasmisiones. Hoy mismo.

La corrida de Fuente Ymbro sorprendió, para bien, con su presentación. Todos los toros lucieron presencia y seriedad. Astifinos y con desarrolladas cornamentas. Sobresalieron dos grandes toros. Tercero y quinto. Tercero, premiado con la vuelta al ruedo por su emocionante galope e incansable embestida. El quinto regaló un emocionante tercio de varas con cuatro arrancadas al caballo desde distancias lejanas. La última sin haber sido colocado en suerte cuando ya el piador se retiraba a sus aposentos. De bravo. 

El tercer toro, "Picarón", antes de arrancarse al caballo. FOTO: @Elesporton

En su particular y atlético estilo, el Fandi fue el gran triunfador de la tarde. Siempre atento a lo que ocurriera en el ruedo aunque el director de lidia fuera otro. Imponente con el capote. Seguramente, uno de los mejores del escalafón en el manejo de la capa. Por su variedad y solvencia. Comprometido con su público y generoso en el esfuerzo. Su faena al toro premiado tuvo la virtud de la continuidad y la ligazón si bien adoleció de temple y mando. De gran déficit artístico. Lo mató muy bien y las dos orejas fueron incuestionables incluso para el palco presidencial.

Padilla, ¡ay Padilla! En varios pasajes del festejo estuvo absolutamente desbordado. Como estaría de ánimo y facultades que ni poner banderillas quiso en su segundo toro. Deja la sensación de incapacidad con cualquier festejo que se salga de sus gachés habituales. Sinceramente, ya no está para estos trotes. Él, que lo último que quería era dar pena. Pues está cerca de conseguirlo.

Abellán estuvo apático. No sé si renqueante. Ni rastro del Abellán corajudo y valiente de mayo. 

Felicidades a la Misericordia y a toda la afición maña. Que doscientos cincuenta años no son nada. ¡Larga vida a la Misericordia!

¡Que vivan los Maños! (CRÓNICA 3ª de Feria)

Dos años de desprecio eran demasiados. Y así lo entendió la gente asistiendo en multitud a la plaza. Registrando una entrada muy similar al día de Victorino. Y en día laborable. Porque el destino les debía una. Nos las debía a todos. A la familia Marcuello. Y a toda la afición maña. Porque no pienso pedir perdón por estar alegre. Feliz. Por el indulto. Y por muchas otras cosas más. Por la familia Marcuello, que dedican su vida a la cría del toro de lidia en el prepirineo aragonés apostando por uno de esos encastes que llaman minoritarios. Contra cierzo y marea. Y por la irreductible afición maña, que ha soportado mil tragos amargos antes de este sorbito de bonanza y dicha. Y nadie nos lo va a amargar por mucho que se empeñe.

La novillada fue espléndida. Seis de seis. Media docena de novillos para triunfar. Para el disfrute del aficionado. De impecable presentación. Para cualquier plaza. Seria y musculada, que no gorda. Imponente. Brava en el caballo y con pies. Los seis recibieron dos puyazos como pocas veces se ve. De humillada embestida en la muleta. Enterita. Seis de seis.

Aplaudido de salida aparecía "Quejoso", tercero de la tarde. Dos puyazos. El segundo, arrancándose de lejos. De bravo. La sensacional larga cordobesa de Varea en la réplica descubrió las virtudes del novillo. A la altura de ese gran primer tercio estuvo Alfonso Carrasco con los palitroques, seguramente el mejor banderillero de este ciclo pilarista.
La faena fue un hervidero desde el minuto cero. Hasta el de Ariza aplaudía desde su localidad del cuatro. Y Bruno, desde la ría de Bilbao. Una locura. El temple como manifestación artística. Varea bordó el toreo. Y Quejoso que seguía embistiendo. En la contraquerencia. Sin atisbo de mansedumbre. Poncinas para cerrar el manicomio. La cosa tornó en tal esquizofrenia que la turba pidió el indulto sin remisión. El presidente aguantó hasta que pudieron sus hombros y porque el novillo no paraba de embestir en los terrenos equidistantes a los toriles. Y sacó el pañuelo naranja contra la voluntad de unos pocos y la alegría de la mayoría. Los exquisitos dirán que no era de indulto, pero existen multitud de razones para perdonar la vida a Quejoso. Entre otras, porque no hizo absolutamente nada de manso. Todo de bravo. Y porque no paraba de embestir. Y el que firma, que pidió matar a estoque al novillo, se alegra infinito del indulto. Incluso, con el reposo, creo que es hasta merecido. Que la polémica del indulto no esconda la magnífica novillada. Como hacía años. Pepe Marcuello dio la vuelta al ruedo, en compañía del novillero, emocionado entre el reconocimiento de sus paisanos. 





Miguel Cuartero, novillero local, estrenó plaza con un tremendo susto, cayendo al suelo a merced del burel y saliendo indemne de puro milagro. No se recuperó. Medroso e inseguro delante de un novillo que pedía mando y disposición. Se lo quitó de en medio lo mejor que pudo. División de opiniones en el arrastre. 

Al segundo novillo le picaron más que a toda la novillada de Jandilla. Y aún le quedó gas para embestir. Y para engallarse en el centro del ruedo después de las cuatro primeras tandas. David de Miranda no estuvo a la altura salvo en algún pasaje suelto a siniestras. Quiso enmendar al final lo que no había hecho antes pero el utrero le dijo que nanai. Buena estocada y petición no atendida por el palco. Bien presidente. 

Precioso el cuarto. Cárdeno. Con pinta de toro. Otro gran novillo. Noble. Humillando hasta el final. Fijo en la muleta. El sueño de cualquier espada. Miguel Cuartero no consiguió la rotundidad que el novillo ofrecía. Un bajonazo para la firma. Palmas de los paisanos. 

Mi preferido era "Robahierba". Quinto. Girón. Calcetero. Berrendo en negro. Y lucero. No fue el mejor, pero no desmereció. David de Miranda estuvo perdido. Deambulante. Trapazo va trapazo viene. Pasó inadvertido. 

Con el de la jota, Varea continuó su idilio con Zaragoza con un novillo colaborador. Oreja tras una estocada certera.

¡Que vivan Los Maños! ¡Y que viva Santa Coloma!



FOTOS de Carlos Moncín y Víctor Sáez.

Ginés Marín cuestiona el cetro de Garrido (CRÓNICA 2ª de Feria)

Hoy tenemos el placer de publicar la crónica, además de en esta bitácora, en el nuevo portal taurino, hechos por aficionados, Pureza y Emoción.

Este es el enlace:


A continuación, la crónica completa:

Hubo que reconocer más de una docena de toros para sacar seis novillos aptos para Zaragoza. Novilleros que ya tienen acciones en empresas transportistas. Prematuros en los malos vicios. La novillada fue chica, salvo los dos últimos. Con tres nobles y repetidores para el último tercio. Primero, tercero y cuarto. En general, la tarde fue un alegato a favor de la suerte de varas incruenta.

Curioso ver a tres de los novilleros más rutilantes del escalafón hacer el paseíllo con la montera sin calar en Zaragoza. Han labrado su carrera sin pisar un pie en la Misericordia. El mundo al revés.
Borja Jiménez fue todo predisposición. Ganas de agradar. No perdonó un quite. Pero adoleció de ajuste y toreo curvo. Casi siempre al hilo del pitón cuando no fuera de cacho. Y eso que el primer jandilla entregó veinte embestidas para poner la plaza a revientacalderas. Su conexión con el respetable le valió una oreja pedida por una amplia mayoría. Y la estocada con rectitud. Aplausos para el novillo en el arrastre.

Volvió a brindar su segundo novillo al público asistente. Otra vez. Para reiterar que no es un dechado de virtudes artísticas. Y que lo suyo es más la cantidad que la calidad. A granel. Por lo visto hoy, no mejora a su hermano, ya matador de toros.

Indecoroso el que hizo segundo. Al que tampoco se picó. Garrido quiso cambiar el tercio con dos pares a lo que el presidente, que hoy debutaba en festejo pilarista, no accedió. Bien presidente. Garrido adoleció de oposición con un novillo derrengado desde que salió de debajo del peto y que sólo podía defenderse con mal estilo. Silencio.

A puerta gayola en el quinto. Por cierto, a la postre, el único novillo con una presencia a la altura de nuestra plaza. En su derecho al quite, Ginés Marín, sufrió una feísima voltereta de la que salió grogui y con un párpado partido. En el último tercio, José Garrido estuvo aturullado y espeso. Poco se pareció a aquel novillero solvente que reventó Bilbao. El presidente no atendió a la escasa petición de trofeo. Bien presidente.

Ginés Marín al natural (toroszaragoza.es)

Ginés Marín usa un capote pequeño que maneja con soltura y gusto. Que ya es mucho. Y no le falta valor. Derrocha personalidad y se los pasa muy cerca. Cita con el pecho y torea en una baldosa. Todo este compendio de virtudes ya las enseñó en su primer novillo al que le cortó una oreja porque la espada cayó baja. 

Aturdido de la paliza y con el traje emborronado con sangre volvió Ginés Martín para dar muerte al de la jota. Se notó que ni el toro, ni él, estaban en plenitud física. Labor silenciada.

Mañana los maños. 

Una corrida que quita el aliento. (CRÓNICA 1ª de Feria)


Y comenzó la Feria. Un Pilar en busca del anhelado cambio de tendencia y de ánimo. Y comenzó con una más que interesante corrida de Victorino Martín. Seria. Honda. Bien comida. Desigual de hechuras y caras. Y con la casta como principal virtud. Ingrata para el de luces pero plausible para el aficionado conspicuo. El victorino de toda la vida, vaya. Faltó ese toro de triunfo. El bravo que galopa y humilla. El que se quiere comer la muleta mientras se mancha el hocico de arena.

Esclarecedoras eran las caras de los matadores al terminar las tandas. Todos con la boca abierta en busca de una bocanada de aire. Los victorinos, sin embargo, siempre cerrada. El toro es el que marca la diferencia entre salir del pase de pecho con una sonrisa profiden o buscando el aire para respirar. En esta feria veremos más de lo primero que de lo segundo. Al tiempo.

Paulita con el 5º toro de la tarde (http://www.toroszaragoza.es/)

Paulita consiguió lo mas artístico de la tarde. El recibo de capa a su primero y el comienzo de faena al grandullón quinto. En ambos pasajes mezcló poder y con torería. 

El torero aragonés sobrevivió a un cartel que no era el suyo. A contraestilo. Y si ha de alternar con Rafaelillo y Aguilar en su ciudad, al menos hubiera de quedarle otra oportunidad en la Feria. Con Luque, por ejemplo. O en lugar de una de las dos tardes Padilla. O el día doce con Ponce. Por no estar no aparece ni en la publicidad que adorna marquesinas y autobuses. Luque, sí. 

Antonio Gaspar pasó un mal rato con el segundo de su lote. Errático con los aceros. El vestido que estrenó con los bordados de hilo blanco, precioso. Como precioso fue su primer toro. Toro antiguo. Cornipaso. Puro albaserrada. Un señor. El victorino de siempre. 

Rafaelillo estuvo firme con el que abrió plaza. El toro, justo de fuerzas en sus cuartos traseros,se vino arriba y acabó por amedrentar al torero murciano. La casta. Con el cuarto, segundo suyo, Rafaelillo se dedicó a pajarear. Estropeó en los primeros muletazos lo poco, o mucho, que pudiera llevar dentro el de la A coronada. Puso más empeño en demostrar al respetable la imposibilidad del animal que de ponérsela en la cara y tirar de él.

El mejor lote fue para Alberto Aguilar. Un primer toro de los que a los acérrimos de Victorino les gusta llamar "de los de moneda al aire" y un noble que cerró plaza de gran pitón izquierdo. Aguilar no tiró la moneda. O no supo. Y con el de la jota obtuvo bellos pasajes a siniestras pero sin encontrar la continuidad suficiente. Pinchó una posible oreja.

Que la peor corrida sea como esta.



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