Esta tarde de Domingo era para tener tres televisiones y seis ojos. Ni te digo, los que somos futboleros. Tres espectáculos, tres. Una corrida de toros en Castellón, el partido del Zaragoza en el Sardinero y un simulacro en Valencia. El grueso de la tarde la he pasado sufriendo con mi Zaragoza, otro puntito menos para la salvación, y de cuando en cuando zappeaba a la corrida de Castellón. En un par de ocasiones, y por la cercanía de los canales en mi mando a distancia, he llegado a parar a la corrida de Capea con los mediáticos en la Feria de Fallas. Sinceramente, parecen espectáculos diferentes viendo Castellón y Valencia. Pitones desmochados por un lado, morrillos de miedo por otro. Animales aborregados en una orilla, peligro y emoción en la otra. Personajes taurinotelevisivos en el coso de Xátiva, toreros en el coso de la Calle Perez Galdós. Muchas diferencias, demasiadas para estar hablando de, supuestamente, el mismo espectáculo. Yo lo tengo claro, me quedo con lo de Castellón. Lo de Valencia tiene su público pero no me gusta que se equipare a lo que yo entiendo por la Fiesta de los toros con la que yo disfruto.PD2: Jesulín, mucho miedo, demasiado.


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